A través de la historia de la humanidad, la figura del ojo ha sido considerada como un poderoso talismán para ahuyentar las fueras del mal. En los últimos 3.000 años la artesanía de Anatolia (Turquía) le ha dado una identidad a esta tradición. Los artesanos de Anatolia combinan la fuera del fuego con diferentes materiales para crear un poderoso talismán en contra del “mal de ojo”.
El Ojo Turco ha tenido su origen, como su nombre lo dice, en Turquía y se sigue produciendo con el mismo método de hace miles de años.
Lo podemos encontrar en diferentes productos: protectores para plantas, pinches para el pelo, pulseras, collares, anillos, aros, prendedores para bebés, colgantes para el auto, llaveros, decoración para la casa, pisapapeles para la oficina, imanes, bolsitos, etc.
Y en distintos materiales como vidrio, madera, plástico, género, cerámica, metal y otros.
Mal de Ojo
Mal producido a una persona a través de la mirada.
La energía que fluye desde el ojo de una persona a través de su mirada de codicia o rencor, con elogios mal o bien intencionados. A la persona afectada se dice que está ojeada o le echaron mal de ojo. Este mal puede producirse voluntaria o involuntariamente.
Cuando una persona envidia y mira a otra persona, la “misericordia divina” o energía protectora que envuelve a cada uno de nosotros genera una apertura por donde entra el juicio, que cae sobre la persona mirada y también sobre el que está envidiando. Esta energía es negativa para la dos partes.
Nuestra esencia es recibir del creador, por lo que siempre, buscamos satisfacer esta necesidad. Somos únicos e irrepetibles, pero cuando Seres divinos a imagen y semejanza de Dios, como es la raza humana, no se valora y esta comparándose y compitiendo entre ellos, constantemente, aparece esta energía tan negativa; la envidia. Debe haber un compromiso interno de no echar mal de ojo, ya que, a veces nos descubrimos desando algo que no es nuestro o envidiando a otros.
Todos podemos alcanzar cualquier cosa en nuestra vida. Y entender, para, no juzgar a nadie, que sólo un ser muy espiritual logra manejar en su totalidad esta energía de la envidia. Nosotros tenemos, como seres divinos que somos, la capacidad de frenar esta energía, diciendo en nuestra mente o en voz alta “no al mal de ojo” frente a un elogio de otros o nuestro. Pero, como no siempre estamos atentos, se ocupan estos talismanes que absorben esa energía. Dice la leyenda que el Ojo Turco se sacrifica por su dueño y se rompe cuando absorbe esa energía. La historia de la humanidad nos demuestra, que estas miradas celosas fueron conocidas por muchas culturas.
Algunos ejemplos son los griegos, que, salían a las batallas con los ojos pintados en la proa de sus barcos. Los egipcios con su conocido “Ojo de Orus”. En la india se cree que la pintura para el rostro se originó con la finalidad de protegerse del “mal de ojo”. Los musulmanes y judíos también reconocen esta energía y utilizan el ojo para protegerse, hasta el día de hoy.
Los síntomas producidos en la victima son, dolor de espalda, cansancio agotamiento terminando en enfermedad. Afecta a adultos y niños. Algunos bebes dejan de alimentarse y vomitan. Siendo estos últimos los más afectados por este mal ya que son los más débiles. Se pueden ver dañados los negocios, el trabajo y las relaciones personales.
También puede ocurrir, que se rompa algún artículo de la víctima, sin haber existido una causa para ello. Esta energía negativa, es diferente a la de los hechizos, voodoos, brujerías, oscurantismo y otros.